lunes, 21 de noviembre de 2011

El diablero Koyote

Ése que se la hizo fue un tío de papá: el mismo que le hizo la del koyote...

O sea que llegaron a un arroyo, a un río, para bañarse, y ya sabían que venía el tío, venía el viejillo diablero ¿verdá?, allá por el barranco, y comentaron:

-¡Ahí viene el viejillo!, ¡háblenle para que nos haga una broma!

Entonces, cuando llegó le dijeron:

-¡Eh, eh, viejo diablero chingao, a ver que... a ver haga algo aquí!

-A ver, voltéense todos pa allá -les ordenó-.

Y ya todos le dieron la espalda unos momentos -unos entre el agua y otros acá, en la orilla-.

Luego les gritó:

-¡Ahora si volteen!

-¡Nombre! -cuenta papá- estaba un... ¡pero koyotote, atrás de nosotros! y... chingue su... ¡todos nos metimos más pa dentro del agua! ¡Pero koyote! -dice-.

Cuando voltearon el viejito no estaba ya y en su lugar estaba un koyote ¡pero koyote! sentado atrás de ellos.

Esa la platicaba papá y ¡pos ni modo de decir que no era una historia cierta!



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